El agua contaminada afecta la salud y el ambiente de millones de
personas. Los métodos tradicionales de tratamiento dependen de agregar
sustancias químicas como coagulantes para separar la suciedad del agua.
Sin embargo, estos métodos aumentan los costos operativos y generan
lodos que pueden ser peligrosos. Este artículo presenta la
electrocoagulación y electroflotación como alternativa basada en
electricidad. Estas técnicas usan corriente eléctrica entre placas
metálicas para generar los agentes necesarios para retirar
contaminantes. Se forman iones que juntan partículas pequeñas y burbujas
de gas que hacen flotar los contaminantes hacia la superficie. Los
beneficios incluyen reducción del uso de químicos, menor generación de
lodos y adaptabilidad a distintos contaminantes. Estas tecnologías
tienen potencial para combinarse con energía renovable y aplicarse en
comunidades con menos infraestructura.
ABSTRACT
Contaminated water affects the health and environment of millions of
people. Traditional treatment methods depend on adding chemical
substances such as coagulants to separate dirt from water. However,
these methods increase operating costs and generate sludge that can be
hazardous. This article presents electrocoagulation and electroflotation
as an electricity-based alternative. These techniques use electric
current between metallic plates to generate the agents needed to remove
contaminants. Ions form that gather small particles and gas bubbles that
make contaminants float to the surface. Benefits include reduction of
chemical use, less sludge generation, and adaptability to different
contaminants. These technologies have potential to be combined with
renewable energy and applied in communities with less
infrastructure.
¿Por qué es
importante este tema?
Millones de litros de agua sucia se producen diariamente en casas,
fábricas y hospitales. Esta agua contiene partículas pequeñas, aceites,
grasas, metales y otros contaminantes que requieren tratamiento
especializado. Los métodos tradicionales añaden sustancias químicas que
funcionan como pegamento para unir partículas pequeñas en grupos grandes
que se pueden separar.
La pregunta natural es: ¿hay forma de limpiar el agua sin depender
tanto de químicos externos? La respuesta está en usar electricidad para
generar los agentes necesarios directamente en el lugar de tratamiento.
La Figura 1 muestra la diferencia entre
métodos tradicionales y electroflotación. En tratamientos convencionales
se agregan químicos que aumentan costos y generan lodos peligrosos. La
electroflotación usa electrodos que pasan corriente para formar burbujas
que pegan partículas contaminantes y las hacen subir hacia la
superficie.
Figura 1. Comparación entre tratamientos convencionales con adición de
químicos (a) y electroflotación con generación de burbujas mediante
electrodos (b).
¿Qué sabíamos antes?
El tratamiento de agua usando coagulación tiene más de cien años de
historia. Los primeros sistemas usaban sales de metal como sulfato de
aluminio. Cuando se disuelven en agua, liberan iones positivos que
neutralizan las cargas negativas de partículas sucias, permitiendo que
se junten en flóculos. Durante el siglo veinte se crearon polímeros
sintéticos más eficientes, pero el principio no cambió: agregar químicos
al agua. Las limitaciones se hicieron claras cuando creció la escala de
tratamiento. El costo de químicos representa parte importante del costo
total, y la generación de lodos con mucho contenido químico se volvió
problemática.
El cambio llegó cuando se observó que pasar corriente eléctrica entre
electrodos de metal sumergidos generaba efectos parecidos a la adición
de coagulantes químicos. Los estudios modernos se han enfocado en
mejorar parámetros como densidad de corriente, tiempo de tratamiento y
material de electrodos para aumentar la remoción de contaminantes [1].
¿Cómo
funciona la nueva propuesta?
La electrocoagulación genera iones coagulantes por disolución
electroquímica de electrodos metálicos. ¿Y eso qué significa? Significa
que, al pasar corriente eléctrica por las placas de metal que están
dentro del agua, una de esas placas libera pequeñas “partes” del metal
en forma de iones (son partículas diminutas con carga eléctrica). Esos
iones funcionan como un ayudante que hace que la suciedad deje de estar
dispersa: se pegan a las partículas contaminantes y ayudan a que se
junten en grumos más grandes. Cuando la suciedad está en grumos, es
mucho más fácil separarla del agua, ya sea porque flota con burbujas o
porque se puede retirar como lodo.
En la práctica, ambos procesos ocurren simultáneamente en un reactor
cuando se pasa corriente entre electrodos sumergidos.
La Figura 2 muestra un montaje experimental. El
sistema usa placas de metal paralelas dentro del agua. Las placas
externas se conectan a la fuente de corriente: una como ánodo (polo
positivo) y otra como cátodo (polo negativo). Las placas que están en
medio también reciben el efecto de la corriente porque el agua deja
pasar electricidad. Por eso, aunque no estén conectadas con cables, una
cara de la placa se comporta como positivo y la otra como negativo, y
así funcionan como electrodos “por ambos lados”. Las conexiones
eléctricas se hacen únicamente en los extremos, mientras que placas
intermedias trabajan como electrodos bipolares. Se observa formación de
capa flotante con contaminantes en la superficie y sedimento en el
fondo.
Si cada placa tiene su propio cable (o queda conectada con puentes),
entonces la polaridad es simple: toda la placa queda positiva (ánodo) o
toda la placa queda negativa (cátodo). Por eso se dice que las placas
están con polaridad “fija”, definida por el cableado. En ese caso, es
normal ver una placa “toda +” y la de al lado “toda –”, alternadas.
Pero si, como en la Figura 2, solo se
conectan las placas de los extremos y las placas de en medio no llevan
cable, entonces esas placas intermedias no quedan “todas +” o “todas –”.
Aunque no estén conectadas, sí sienten el voltaje porque el agua conduce
electricidad. Entonces ocurre lo siguiente: en una placa intermedia, la
cara que queda mirando hacia el lado negativo se comporta como positiva,
y la cara que queda mirando hacia el lado positivo se comporta como
negativa. Es decir, una misma placa trabaja con dos comportamientos a la
vez, uno en cada cara.
A eso se le llama electrodo bipolar: no se habla de una placa
completamente positiva o negativa, sino de polaridad por cara. En
cambio, en la Figura 2, las placas conectadas directamente a
la fuente (las señaladas como (d) y (e)) sí tienen polaridad definida
por el cable: una queda como ánodo y la otra como cátodo.
Ahora presta atención a la Figura 2 (f), ahí se
puede ver parde del contaminante en el fondo. ¿Cómo llegó ahí si al
principio del experimento todos los contaminantes estaban flotando?.
Bueno, en primer lugar, no todos los contaminantes flotan si se deja sin
agitar el agua un tiempo, es decir, se sedimentan, pero hay otros que
solo hasta que se les aplica electricidad se acumulan en el fondo como
se muestra en la Figura 3. El agua
clarificada queda en la zona media del reactor, entre la capa flotante
superficial y el sedimento del fondo. Comparado con métodos
convencionales, la electrocoagulación ofrece varias ventajas: no
necesita almacenamiento de químicos peligrosos, genera menos lodo, los
lodos son más compactos, el sistema es compacto y puede operarse
automáticamente. Además es versátil y se adapta a diferentes
contaminantes ajustando el voltaje que se aplica, el tiempo que se
aplica la electricidad, la distancia entre las placas, etcétera [2].
Figura 2. Montaje experimental mostrando conexiones eléctricas en los
extremos (a,b), capa flotante de contaminantes (c), electrodos
monopolares (d,e), electrodos bipolares (f) y sedimento en el fondo
(g).
Para entender lo que ocurre en la Figura 3, conviene
revisar qué reacciones se activan cuando se hace pasar corriente entre
las placas. En forma simple, una placa es el sitio donde el metal se
“desprende” hacia el agua y la otra es el sitio donde el agua produce
burbujas. Con eso se explica por qué, al mismo tiempo, se generan
especies que ayudan a juntar la suciedad y también burbujas que ayudan a
separarla por flotación.
En el ánodo (la placa que va perdiendo metal), el aluminio del
electrodo pasa al agua como iones de aluminio. Este paso puede
escribirse como:
\[\text{Al} \rightarrow \text{Al}^{3+} +
3e^-\]
Esta ecuación indica que el aluminio sólido se transforma en \(\text{Al}^{3+}\) y libera electrones \((e^-)\) al circuito. Lo importante es que
esos iones \(\text{Al}^{3+}\) son el
origen del coagulante que se forma dentro del mismo reactor, y por eso
facilitan que partículas muy finas de contaminante dejen de estar
dispersas y empiecen a juntarse.
En el cátodo (la placa opuesta), el agua recibe electrones y se
forman gas hidrógeno e iones hidroxilo. La reacción típica es:
Aquí, \(\text{H}_2\) aparece en
forma de burbujas, que pueden adherirse a los grumos (flóculos) y
ayudarles a subir. Al mismo tiempo, los \(\text{OH}^-\) hacen que la zona cercana al
cátodo se vuelva más básica, lo que favorece que el aluminio liberado no
permanezca como ion por mucho tiempo.
Por eso, dentro del agua, los iones de aluminio reaccionan con los
iones hidroxilo y forman hidróxido de aluminio:
El \(\text{Al(OH)}_3\) puede
entenderse como un material gelatinoso muy fino que se forma en el
líquido. Ese material ayuda a atrapar partículas suspendidas y gotas de
aceite, de modo que se formen flóculos más grandes. Una vez que existen
esos flóculos, las burbujas de \(\text{H}_2\) producidas en el cátodo pueden
pegarse a ellos, disminuir su densidad aparente y favorecer su ascenso,
lo que se refleja en la acumulación de espuma superficial observada al
final de la secuencia en la Figura 3.
Con eso se entiende lo que muestra la Figura 3. La
figura se lee de izquierda a derecha, como si fuera una secuencia de lo
que va pasando con el agua al encender el equipo. Al inicio (t=0), la
suciedad está en partículas muy pequeñas y también hay gotitas de
aceite. Como son tan finas, no se van al fondo rápido ni flotan por sí
solas; se quedan repartidas en el agua y por eso el líquido se ve
turbio. Cuando se aplica electricidad (t=1), en el agua aparecen iones
positivos que ayudan a cambiar ese comportamiento. Esos iones se acercan
a las partículas y hacen que ya no se mantengan separadas, de modo que
empiezan a pegarse unas con otras. En ese momento todavía son pequeñas,
pero ya se está formando el primer agrupamiento. Después (t=2), esos
grupos crecen y se vuelven flóculos, que son como grumos visibles o casi
visibles. Al mismo tiempo, se forman burbujas de gas en las placas.
Muchas burbujas se pegan a los flóculos y les dan “empuje” hacia arriba,
como si les pusieran pequeños flotadores. Finalmente (t=3), con más
burbujas pegadas, los flóculos suben y se acumulan en la superficie
formando una capa de espuma. Esa espuma concentra buena parte de lo que
se quiere quitar, por lo que puede retirarse con una espátula, una malla
o un sistema de desnatado, y el agua que queda enmedio se observa más
clara.
Figura 3. Secuencia temporal del mecanismo de electrocoagulación y
electroflotación: en (a) t=0 se observa la dispersión inicial de
partículas contaminantes y gotas de aceite en el agua; en (b) t=1
aparecen los iones coagulantes positivos que favorecen que las
partículas se junten; en (c) t=2 se forman flóculos (grumos) y se
adhieren burbujas de gas a estos agregados; y en (d) t=3 los flóculos
con burbujas ascienden y se acumulan en la superficie como una capa
separable.
Casos
prácticos y aplicaciones
La electrocoagulación se ha aplicado exitosamente en diversos
sectores. En la industria de alimentos trata aguas con grasas, aceites y
materia orgánica. Los mataderos generan aguas con sangre, grasas y
proteínas que se pueden quitar eficientemente [3]. En la industria textil, las aguas
residuales contienen colorantes difíciles de remover. La
electrocoagulación muestra capacidad para quitar colorantes con
eficiencias superiores al noventa por ciento en treinta a sesenta
minutos [4]. La industria de galvanoplastia
genera aguas con metales pesados como cromo, níquel y cobre. La
electrocoagulación precipita estos metales como hidróxidos insolubles.
El lodo concentrado puede tener valor de recuperación [5]. Los beneficios reportados incluyen
remociones de turbidez superiores al noventa y cinco por ciento,
reducción de demanda química de oxígeno entre sesenta y noventa por
ciento. Los consumos de energía varían entre uno y diez kilovatios-hora
por metro cúbico, competitivos con costos de químicos en plantas
convencionales [6–8].
¿Qué significa
esto para ti?
El desarrollo de estas tecnologías tiene impactos más allá de lo que
se puede hacer en la industria. El acceso a agua limpia es indispensable
para la salud. Estas tecnologías permiten que comunidades pequeñas
traten su propia agua sin infraestructura compleja. Un sistema puede
operarse con energía solar en zonas rurales. La reducción de químicos
disminuye la exposición de operadores a sustancias peligrosas. Los
sistemas electroquímicos eliminan riesgos de inhalación, contacto con
piel y derrames, creando ambientes más seguros.
Desde el punto de vista social, la descentralización del tratamiento
es posible con sistemas modulares en escuelas, hospitales o comunidades
pequeñas. Las oportunidades profesionales crecen en áreas que combinan
electroquímica, ingeniería de procesos y ciencias ambientales.
Sin embargo, hay consideraciones importantes. El consumo eléctrico es
un factor económico. En zonas donde la electricidad es cara o no
renovable, el balance ambiental puede no ser favorable. El mantenimiento
de electrodos que se consumen periódicamente afecta la economía del
proceso. Los lodos generados necesitan caracterización y disposición
adecuadas.
El futuro que nos
espera
La investigación actual se enfoca en varios frentes. Se desarrollan
nuevos materiales para electrodos, como titanio cubierto con óxidos
metálicos que tienen mayor durabilidad [9].
Otra línea busca reducir consumo de energía usando corriente pulsada
en lugar de continua. Los resultados sugieren ahorros de energía entre
veinte y cuarenta por ciento [10].
A corto plazo se espera comercialización de sistemas compactos
modulares con paneles solares, baterías y reactores integrados para
comunidades pequeñas. A largo plazo, la integración con otras
tecnologías permitiría degradar contaminantes orgánicos persistentes y
producir agua potable directamente.
La convergencia con tecnologías de información abre posibilidades
interesantes. Sensores pueden alimentar algoritmos de control que
ajusten automáticamente la corriente aplicada. Un área emergente es la
recuperación de recursos valiosos de los contaminantes.
Los obstáculos incluyen estandarización de diseño y mayor evidencia
de desempeño a largo plazo. El escalamiento industrial presenta desafíos
técnicos en distribución de corriente y manejo de grandes volúmenes,
pero los avances sugieren que se pueden superar.
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